¿Cuál es la relación entre los Torinos que compitieron en Nürburgring y el Turismo Carretera? en el Museo del Turismo Carretera está la respuesta. Parado, pacífico sobre las cuatro ruedas en una de las paredes del fondo del museo está el Torino con el que Juan María Traverso intentó el regreso al Turismo Carretera un 27 de agosto del año 1989… y esta es la historia. El TC quiso homenajear de alguna manera a aquella Misión Argentina que en el mítico Nürburgring y con los mejores pilotos de la época, comandados, nada menos que por Juan Manuel Fangio y con el asesoramiento técnico de Oreste Berta, 20 años atrás habían cumplido con creces con la premisa de mostrar un buen producto nacional: el Torino; que brilló frente a los más importantes autos del mundo, a pesar del resultado final. Para ello, un grupo de entusiastas del TC y con el aval de IKA Renault, comenzaron con la construcción de un Torino para el homenaje en plena carrera y en el mismo mes del aniversario de Nürburgring y para que el tributo sea elocuente lo tripulara un piloto identificado con la marca y con sobrada experiencia en este tipo de autos: Juan María Traverso. De esta forma, el “flaco” de Ramallo volvería al TC, nada menos que en autódromo de Buenos Aires, luego de su paso con aquel famoso equipo West con sendos Ford Falcon , pero eso es otra historia. En la ciudad de Mar del Plata y con el apoyo de la concesionaria Renault de la ciudad de Miramar, propiedad de Alberto Cler, se empezó a construir contra reloj el Torino para dicho homenaje. El encargado del trabajo fue el experimentado Astul Soprana, prestigioso constructor de chasis tubulares para categorías zonales y para el motor se eligió a un hábil hacedor, el “fino” Adamoli con sobrada experiencia en varios equipos de competición del TC, que introdujo algunas variantes en el motor que estaban lejos de lo habitual, tales como un block cortado y una tapa de cilindros elaborada y poco convencional. A las apuradas y para no faltar a la cita, el viernes 25, pocas horas antes del debut en Buenos Aires, el auto giró con Miguel Ángel Guerra al volante en el autódromo de Balcarce y desde allí directamente viajaron a la Capital Federal. A la hora de clasificar, un inconveniente en el motor, solo le permitió dar un par de vueltas al “flaco” que se resignó a su suerte largar el domingo desde una posición no habitual para él. Al otro día, con el autódromo colmado y con la esposa de Alberto Clerc, Alicia, en la butaca derecha, Juan María Traverso con el Torino gris y amarillo se encaminaba hacia la grilla cuando sintió un ruido extraño en el motor y decidió no largar, el Torino y todas las expectativas quedaron sepultadas aquel mediodía en Buenos Aires. Luego anunciaron que correría en el autódromo de Balcarce, pero ni el auto, ni Traverso, que adujo un cólico renal, se presentaron allí. Una loca historia del TC, de un Torino distinto, de un homenaje que no fue y que hoy descansa rodeado de historia en el Museo del Turismo Carretera. El Torino de Miramar.